lunes, 31 de mayo de 2010

Ministrar con algo fresco

"..Me acuerdo de un lapso de mi vida muy difícil en España, cuando dejé de ministrar por seis meses. Lo único que sabía hacer era llorar. Una vez salí por unos potreros a "grito pelao" (como dicen los españoles): "..Señor ¿Por qué me trajiste aquí? ¿No había alguien mejor? ¿Por qué permites que sea vapuleado por estas luchas? ¿Por qué está la familia al borde de la ruptura? ¿Por qué debemos pasar cosas que no esperábamos haber pasado.."
Dios me trató con paciencia y me acuerdo que me llevó al Norte de Europa a ministrar en una convención de obreros y de repente, durante el segundo día, el que dirigía la convención me sacó afuera con el intérprete y su auto y abrió su corazón. Dios me había dado un palabra la noche anterior sobre un tremendo ministerio para él en Rusia y cuando abrió su corazón para contar sus calamidades, en el asiento trasero de ese auto sentí la voz de Dios que me dijo: "..hijo, te hice pasar por ese camino para que aprendieras a ministrar a tus hermanos en esta necesidad..". Hermano, apenas pude hablar para ministrarle a ese hermano porque Dios me había quebrantado a mi.
Dios nos hace pasar por tormentas muy difíciles, porque es la única manera en la que luego podemos ser misericordiosos con nuestros hermanos, porque a veces nos creemos intachables, y no podemos usar la misericordia. Amado hermano, debemos hacerle frente a la batalla, debemos echar mano y ministrar con algo fresco, que nace del trono de Dios, y que pasa a través de nuestras vidas, pero ¿Cómo tenerlo? Gastando tiempo con Dios.."
Pastor Hugo Contreras (Restaurando el altar de oración)

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