Dios me trató con paciencia y me acuerdo que me llevó al Norte de Europa a ministrar en una convención de obreros y de repente, durante el segundo día, el que dirigía la convención me sacó afuera con el intérprete y su auto y abrió su corazón. Dios me había dado un palabra la noche anterior sobre un tremendo ministerio para él en Rusia y cuando abrió su corazón para contar sus calamidades, en el asiento trasero de ese auto sentí la voz de Dios que me dijo: "..hijo, te hice pasar por ese camino para que aprendieras a ministrar a tus hermanos en esta necesidad..". Hermano, apenas pude hablar para ministrarle a ese hermano porque Dios me había quebrantado a mi.
Dios nos hace pasar por tormentas muy difíciles, porque es la única manera en la que luego podemos ser misericordiosos con nuestros hermanos, porque a veces nos creemos intachables, y no podemos usar la misericordia. Amado hermano, debemos hacerle frente a la batalla, debemos echar mano y ministrar con algo fresco, que nace del trono de Dios, y que pasa a través de nuestras vidas, pero ¿Cómo tenerlo? Gastando tiempo con Dios.."
Pastor Hugo Contreras (Restaurando el altar de oración)
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