Y dice la Biblia que Isaías, un joven israelita que estaba entrando en un ministerio profético, y que tenía el buen hábito de estar en el templo, estaba en el atrio exterior y de pronto, de una manera fantástica las puertas del templo se abrieron, y se le presentó una visión que lo marcó y que cambió el rumbo de su vida. El estaba en el templo, y esa visión quedó impresa en su mente para siempre.
Déjeme decirlo otra vez, ¡Por favor, recíbalo! Usted puede recibir en la iglesia cosas que serán imborrables durante toda su vida, cuando estamos en un culto, en la alabanza y la adoración a Dios. Quizás no todos los días, pero va a haber un día que de pronto la Presencia y la Gloria de Dios se va a manifestar en usted. Por eso, no claudiquemos, sigamos fieles al Señor, porque siempre hay un día diferente en la casa de Dios, y este fue el día diferente en el ministerio de Isaías.
Su mente había estado en Uzías, como muchos jóvenes, y aún como muchas personas adultas, que ponen su confianza en la familia, en los amigos y hasta en los gobernantes. Tenemos que orar y clamar por los gobernantes, pero la solución no viene de ellos. La solución para tu vida viene del cielo, porque Dios es el que gobierna sobre las Naciones. ¡Gloria al Señor! Entonces, dice Isaías que vio el lugar santo y al Señor sentado en su trono como un Rey, mostrándole que solo él era el Rey. Isaías había puesto su corazón en Uzías, pero Dios le quería hacer entender que aunque Uzías fue quebrantado y humillado, él seguía siendo Dios. Aunque a tu alrededor fracasen muchos, y aún fracasen aquellos en quienes pudiste haber puesto tu confianza, debes seguir confiando en Dios.
Pastor Orlando García (El proceso de la humillación y el quebrantamiento)
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